En nuestra consulta evaluamos y abordamos los problemas relacionados con las adicciones ofreciendo una atención psicológica personalizada y dotando de los recursos necesarios para abandonar las conductas adictivas, conscientes de la dificultad que ello conlleva.
La adicción es una inclinación desmedida hacia una sustancia o actividad, con un fuerte deseo o sentimiento de compulsión por llevarla a cabo. Se produce una dificultad para controlar dicha conducta o consumo; la persona sigue realizando la conducta adictiva a pesar de sus intentos por controlarla y una vez iniciada tiene dificultad para finalizarla.
Cualquier adicción genera dependencia. La dependencia psicológica es el impulso (craving), el deseo intenso por consumir o realizar la conducta en cuestión.
Todas las adicciones provocan tolerancia, es decir, con el paso del tiempo, para conseguir los efectos deseados se necesita más cantidad de sustancia (en las adicciones con sustancias) o más tiempo dedicado a la conducta adictiva (en las adicciones comportamentales).
Al principio todas las conductas adictivas producen un efecto placentero, y eso provoca que se repitan, pero cuando adquieren el carácter adictivo dejan de realizarse con el fin de obtener gratificación y se practican para evitar el malestar que conlleva no llevarlas a cabo.
El comportamiento adictivo se desencadena por una emoción molesta que puede ir desde el deseo intenso a la obsesión, y si la conducta adictiva no se produce o se reduce desencadena en un síndrome de abstinencia. La abstinencia produce síndromes específicos según la sustancia, pero en general se caracteriza por alteraciones fisiológicas, cognoscitivas y emocionales que provocan un gran malestar. Esto conlleva que la persona se ofusque con la conducta o con el consumo de sustancia en cuestión y pierda interés por otras actividades o áreas de su vida que pudieran producir satisfacción o que anteriormente eran gratificantes, lo cual supone una pérdida de libertad de la persona.
Medien o no sustancias, las adicciones producen graves efectos en el ámbito personal, social y laboral. A pesar de las consecuencias indeseadas, la persona sigue llevando a cabo la conducta para evitar las emociones negativas, debido a la falta de control de impulsos y a la reducción de otras fuentes de gratificación.
Es habitual que una misma persona presente varias adicciones al mismo tiempo, bien sea adicciones a varias sustancias, bien a sustancia/s más alguna adicción conductual (p. ej. adicción al alcohol y juego patológico), o a varias adicciones conductuales (p. ej. a internet y al sexo).
Los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas suponen un importante problema tanto de salud como social debido al aumento de su consumo y a las consecuencias negativas que conllevan.
Por droga de abuso entendemos toda sustancia de uso no médico con efectos psicoactivos, capaz de producir cambios en la percepción, en el estado de ánimo y en el comportamiento. El consumo repetido de la droga puede desembocar en una adicción.
En las adicciones con sustancias se tiene que tener en cuenta que dependiendo de la fase de consumo (intoxicación, abstinencia) y de la sustancia ingerida, se observarán cuadros distintos con síntomas característicos. En la fase de intoxicación, que es un estado transitorio que sigue a la ingestión de sustancias, los cambios comportamentales y psicológicos como alteraciones de la percepción, de la vigilia, de la atención,del pensamiento, de la conducta psicomotora o del estado afectivo se producen por los efectos fisiológicos de la droga sobre el Sistema Nervioso Central. En la fase de abstinencia, debido a la disminución de las concentraciones de la sustancia en sangre en una persona consumidora, encontramos cambios problemáticos a nivel fisiológico, psicológico y de comportamiento, con necesidad intensa de volver a consumir para reducir el malestar.
Es frecuente que las personas con adicciones presenten además algún otro tipo de psicopatología, siendo los trastornos más frecuentes los de personalidad, los de ansiedad, los de depresión, los psicóticos y el abuso de otras sustancias.
Las principales sustancias que causan adicción son:
Como en cualquier otro tipo de trastorno psicológico, las causas vendrán dadas por la interacción de factores biológicos, psicológicos y ambientales.
En primer lugar es necesario un contacto con la droga para acabar desarrollando su adicción. Sin embargo, no todas las personas que han consumido una droga han desarrollado adicción, y eso es debido a que también influyen factores genéticos, psicológicos y sociales. Entre los sociales podemos destacar la accesibilidad a las drogas, la baja percepción de riesgo, la deprivación económica o social, o la compañía de personas consumidoras. Factores familiares como determinados estilos de crianza, conflictos en casa o el consumo por parte de los padres también pueden constituir factores de riesgo. Entre los aspectos psicológicos pueden predisponer a la adicción determinados rasgos de personalidad, presentar otro trastorno mental, una baja autoestima, déficits en habilidades sociales, conflictos interpersonales, falta de habilidades de afrontamiento ante situaciones estresantes, mala gestión de emociones y baja tolerancia a la frustración, entre otros.
Los tratamientos actualmente validados para el tratamiento de las conductas adictivas son los tratamientos farmacológicos y los abordajes psicológicos. Dependiendo del tipo de sustancia, de la conducta adictiva y de las características del adicto, serán o no necesarios los primeros y serán más o menos efectivas unas u otras técnicas psicológicas.
Desde el abordaje psicológico que ofrecemos en la consulta Marian Gil Psicología en Zaragoza la intervención psicológica en adicciones se compone de psicoeducación, estrategias motivacionales, terapia individual cognitivo-conductual y en ocasiones intervenciones familiares y/o de pareja.
La terapia psicológica que utilizamos es la cognitivo-conductual ya que en general se considera un tratamiento psicológico eficaz para el abordaje de las conductas adictivas, y se compone de distintas técnicas. Entre ellas, enseñar a identificar las situaciones de riesgo que llevan a la conducta adictiva para así poder prevenir los estímulos relacionados con el inicio de la misma. También se modifican las consecuencias de consumir, se enseñan conductas alternativas, se promueve la obtención de otro tipo de reforzadores positivos y se fomenta un cambio en el estilo de vida. Además, se entrena en la regulación emocional, en el cambio de pensamientos distorsionados, en el control de impulsos, en el aprendizaje de habilidades de afrontamiento ante situaciones de presión, en habilidades sociales, en resolución de problemas o en la mejora de la autoestima, entre otras.
Se intervendrá también en otros problemas que pudiera haber asociados como la ansiedad, la depresión o el insomnio.
Las adicciones comportamentales no están mediadas por el consumo de drogas sino por la pérdida de control ante cierto tipo de conductas, generalmente conductas que las realiza todo el mundo y que son consideradas adaptativas ya que forman parte del desarrollo y de la vida social (p. ej. comprar, practicar sexo, trabajar, usar internet, etc.). Sin embargo, cada vez más personas se sienten incapaces de ejercer control sobre ellas.
Así pues, una adicción comportamental es toda aquella conducta repetitiva que resulta placentera (al menos al principio), que provoca malestar si no se realiza y que genera una pérdida de control en el sujeto pese a la repercusión perjudicial en su vida cotidiana, a nivel familiar, laboral o social.
Lo que define un comportamiento adictivo no es tanto la frecuencia (que suele ser alta) sino la falta de control y la relación de dependencia que la persona establece con esa conducta. Esto es importante tenerlo en cuenta para no patologizar la vida cotidiana y diferenciar conductas adictivas de otras que no lo son y simplemente se producen con mucha frecuencia.
Las adicciones comportamentales producen alteraciones de tipo fisiológico, cognitivo, emocional y en el entorno:
– A nivel fisiológico producen alteraciones en la alimentación y el sueño, con dificultades para descansar y relajarse, ansiedad, agitación, irritabilidad y deterioro del estado general.
– A nivel cognitivo existe una focalización atencional desmedida hacia la conducta adictiva, preocupación recurrente y obsesiva, pensamiento mágico y confusión mental.
– A nivel emocional se dan sentimientos de culpa, negación y ocultación de la conducta adictiva, cambios bruscos de humor y empobrecimiento afectivo.
– A nivel del entorno: aislamiento, disminución de las actividades agradables, empeoramiento del rendimiento académico o profesional, pérdida de relaciones significativas y problemas económicos.
Cualquier actividad normal percibida como placentera es susceptible de hacerse adictiva pero las más frecuentes y estudiadas son:
Como en cualquier trastorno psicológico las causas son múltiples y la interacción de factores biológicos, psicológicos, ambientales y sociales nos hará más o menos vulnerables a desarrollar adicciones comportamentales.
Determinadas características de personalidad como la impulsividad, la búsqueda de nuevas sensaciones, la baja autoestima, la intolerancia a estímulos desagradables (como la fatiga, la intranquilidad o el insomnio), déficits de habilidades sociales, retraimiento social o un mal afrontamiento de los problemas cotidianos pueden conllevar mayor probabilidad de desarrollar una adicción. Estados emocionales como la disforia, la carencia de afecto o la insatisfacción con la vida también pueden llevar a intentar llenar esas carencias con las conductas adictivas. En ocasiones una adicción comportamental puede ser el reflejo de un trastorno mental o de personalidad subyacente.
Determinadas características de las propias conductas en sí facilitan que este tipo de comportamientos se conviertan en adictivos. Así pues, tener el objeto de la adicción a mano (comida, compras, juego, acceso a internet, etc.) y poder recurrir en cualquier momento, el ofrecer un refuerzo inmediato, el poder realizarlo en la intimidad, el anonimato o por el contrario la posibilidad de socializar o sentirse miembro de un grupo, constituyen propiedades reforzantes, y mucho más para personas vulnerables.
Debido a que este tipo de comportamientos suelen ser necesarios para nuestra vida cotidiana (comprar, trabajar, hacer deporte, usar internet, etc.) o incluso para nuestra supervivencia (p. ej. comer) la finalidad última de este tipo de intervenciones (salvo en el caso del juego patológico) no es tanto la abstinencia total como ocurre con las drogodependencias sino el reaprendizaje del control de la conducta. Es decir, el objetivo es que la persona aprenda a controlar este tipo de conductas.
Desde la consulta Marian Gil Psicología Zaragoza, la psicóloga adapta la intervención en adicciones al tipo de conducta adictiva y a la persona en cuestión. La intervención psicológica sigue un enfoque cognitivo-conductual. En un primer momento realizamos control estimular, que consiste en identificar y evitar los estímulos asociados a la conducta descontrolada. En una segunda fase se lleva a cabo la exposición a esos mismos estímulos de forma progresiva sin que se produzca la conducta adictiva para así extinguir los deseos asociados. En una fase posterior se lleva a cabo la prevención de recaídas.
Para conseguir extinguir la dependencia a este tipo de conductas utilizamos técnicas de relajación para el control de la ansiedad, técnicas de control de impulsos, técnicas de restructuración cognitiva para pensamientos distorsionados, el aprendizaje de estrategias de afrontamiento ante problemas específicos y ante situaciones de riesgo, el aprendizaje de habilidades sociales, y técnicas de mejora de la autoestima, entre otras.
Además se trataría cualquier otro problema que pudiera haber asociado a la adicción comportamental (ansiedad, depresión, problemas de pareja, etc.) y se promovería un cambio en el estilo de vida donde puedan recibirse otras fuentes de gratificación.
Si desea información o ayuda para abordar problemas relacionados con las adicciones póngase en contacto con nuestra consulta en Zaragoza.
Psicóloga General Sanitaria con orientación cognitivo-conductual.